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Zapatones, el peregrino del Obradoiro.

Zapatones, el peregrino del Obradoiro.

El nuevo tema "Gentes y lugares" casi no necesita presentación. Aquí iremos incluyendo paisajes, rincones, personas o personajes que en un momento determinado hicieron especial ese viaje, esa estancia.

 

Y arranco con el Zapa, así le llamo en confíanza. Pocos saben que su nombre real es Juan Carlos, y que nunca conoció a sus padres. Lo más que aciertan a saber de él es que es el peregrino más famoso de Compostela. El Zapa también dice que hizo tantas veces el camino que ni se acuerda, luego pide un cigarro y que le invites a un vino.

Yo me he tomado muchos vinos con el zapatones. Es cierto que en su DNI pone hijo de José y de María, a mi me lo enseñó. No sé cuántas veces haría el camino, menos de las que cuenta, eso seguro. Pero a la majestuosa plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, le faltaría un matiz sin la presencia incombustible del Zapatones. Es habitual la imagen del peregrino despistado que tras muchas jornadas de camino ha alcanzado su meta y entonces se topa con el Peregrino de peregrinos. Juntos se hacen una fotografía, el Zapatones pregunta por los avatares del Camino con su voz cazallera y rasgada, entre guasón y atento, y entonces recuerda sus andanzas cuándo él recorría los senderos hasta llegar a Santiago.

El Zapa comenzó a trabajar oficialmente como peregrino por motivación propia, cansado en parte de su mala vida y sus temporadas en la cárcel, una tarde pidió prestado un traje de peregrino medieval a alguien y se hechó al Obradoiro. Se dejó crecer la barba y comenzó a cultivar el mito de peregrino eterno que ahora le acompaña.

Es lo que tiene Santiago. Zapatones sería un pobre vagabundo, un borrachín desfondado en cualquier otro rincón de España. Pero el zapa vive en Compostela. Y hoy el ayuntamiento tiene un sueldo para el zapa, que ya no necesita vivir de la caridad del turista o del peregrino, aunque sigue haciéndolo, pero sin abusar, que Zapatones es un caballero. Me lo dice en un bar, por la noche, cuando yo le cuento una pena de amores y él, con mirada fija y muy seria me dice que la culpa es mía.

Cuándo vuelva a Santiago tengo claro que después de visitar "el Calpe" (un bar de antología) y de abrazar a unos cuantos amigos, iré al obradoiro y buscaré al zapatones. Me mirará con socarronería, como hace él, y le invitaré a unos ribeiros donde él quiera, por su salud y por su estampa.

5 comentarios

rober -

Gracias peregrino. Me alegra que te gustara el relato. Y, sobre todo, buen camino!!

Peregrino emocionado -

Tuve la suerte de encontrarme con este personaje hace unos cuantos años, tras llegar al Obradoiro. Ahora encuentro, casi por casualidad, esta página donde relatas con tanta ternura a este fabuloso personaje. Que bien lo has descrito!!! Un saludo a vitibici, vendré por aquí a menudo.

Raúl -

Así es Rober...el Zapatones, un grande.

Aunque nunca he hablado con él, es un clásico del Obradoiro y llama la atención de los anonadados peregrinos así como los perplejos turistas.
Nunca me le encontré en un bar, por lo tanto una razón de más para volver a Santiago.

Un fuerte abrazo

Rober Merino -

Hola María!!!

El zapatones es un clásico. En el obradoiro se le puede encontrar prácticamente a diario.

Me alegra que te guste el blog. No lo llevo sólo yo, somos unos cuantos ya los que estamos colaborando para que esto funcione. A ver si poco a poco más gente se va animando.
Gracias por lo de cantar, aunque en verdad estábamos dando un poco el cante, jejeje.
Besos.

Lapriana -

Amigo peregrino, ayer te hice un comentario sobre zapatones y no ha salido, doy por hecho que algo hice mal, soy lo peor con la tecnología,no se en que me equivoqué pero, no me importa repetirlo...resulta que hemos ido tres veces a Santiago y las tres hemos visto a este hombre, ahora lo entiendo todo.
Me gusta tu blog, por cierto cantas muy bien jajaja.
Seguiremos en contacto.Saludos de Manolo