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vitibici. EL VITIBLOG

Les sobran pelotas

Estoy convencido de que el hambre agudiza el ingenio. Dijo un periodista de hoy que prefería a
los periodistas de ayer, los del siglo XIX, porque siendo tan pendencieros y
noctámbulos como los de ahora, eran mucho más pobres.

¿Sirve para algo la insurrección? Alguien escribió que a los
jóvenes de hoy les da miedo luchar. La seguridad es cómoda. Llueve fuera, pero
lo miro desde un salón con calefacción central. Nos faltan pelotas. Y hambre.

La cuestión es que un
grupo de jóvenes senegaleses
está en boca de toda la isla. Se llaman
familia gui-gui (significa nueva familia) y hacen hip hop. Con su música tratan
de reunir la fuerza que no tienen a través de las armas ni de la diplomacia.
Hablan de miedo y de soledad en sus canciones. La soledad del que abandona su
pueblo para meterse en un cayuco. Ninguno de los tres chicos que se embarcó
rumbo a la burbuja europea dijo nada a su madre. Y no lo hicieron porque de
haberlo hecho no habrían salido nunca de aquel agujero. Una madre no puede
permitir eso a su hijo. Senegal y Mauritania están muy cerca del archipiélago
en googlemaps. La realidad es que un
vuelo desde Tenerife hasta el África occidental le sale (a un unioneuropeo) por
un riñón dorado. Y de barcos turísticos ni hablamos. Para estos chicos la única
posibilidad de entrar en el parque temático de la felicidad era a través de un
Atlántico inmenso y cabrón. Uno de ellos, Ibrahim, era la primera vez que veía
el mar.

No se conocían entre
ellos
cuando desembocaron en el centro tinerfeño de “La Esperanza”, que trata de
echar una mano a estos hijos de la miseria negra. Eran menores de edad. Uno de
ellos me dice que siente la obligación de continuar la labor que sus abuelos
comenzaron: “Antes venían en barcos a por nuestros abuelos para convertirlos en
esclavos. Ahora no hace falta, nosotros nos echamos a la mar para continuar con
su legado. Pero vamos a luchar. No hablo de violencia, nuestra fuerza es la
música”, comenta Said con tono duro.

Hace unos años pude convivir con albaneses, rumanos,
búlgaros y serbios, los hijos pobres de los Balcanes. Ellos son los que se
encargan de mantener el turismo de lujo de las islas griegas. Doce, catorce,
dieciséis horas diarias trabajando todos los días de la semana en temporada
alta. Los griegos les miraban con un desdén fanfarrón y egocéntrico. Xenófobo.
Entonces pensé que la revolución que vendrá, el siguiente mayo del 68 no lo
harán los estudiantes erasmus que nos empapamos de otras culturas en forma de
distintas salivas orgásmicas, sino esos otros que terminaban agotados cada
noche y luego enviaban el dinero a sus familias.

Los familia gui-gui,
decía, se están convirtiendo en un fenómeno social. Se han interesado por ellos
la BBC, la CNN, el País o La Vanguardia. Tres
chicos negros que llegaron en cayuco y hacen música son noticia. Venden.

Pero no es mi objetivo hacer un artículo moralizante ni admonitorio.
La familia gui-gui transmite buen rollo. Cuando hablan, sonríen. Y son tímidos
al describir su folclore. Profundamente influidos por las músicas viejas
senegalesas, ellos quieren dejar claro que son modernos, nada carcas. Lo mismo
que les pasa a algunos jóvenes de por aquí con el flamenco, que se piensan que
sólo lo escuchan los viejos y los fachas.

Ya han vuelto a su tierra para visitar a sus madres. Y ahora
están tratando de hacer algún concierto por allí. Seguro que muchos jóvenes
senegaleses les mirarán con admiración y respeto.

Por el momento sólo hacen directos por las islas, pero todo
se andará.

Esos tipos tienen pelotas.


 

3 comentarios

Daniel -

Los pelos como escarpias con el video.
Cuando se ven estas cosas, y en la época en la que estamos, se ve la miseria de sociedad en la que vivimos, y se me cae la cara de vergüenza de pertenecer a España, Europa, y todas las patrias habidas y por haber.
Puñeteras banderas, puñeteras fronteras.

rober -

Yo no sé quién hará la revolución. Pero esto se va al carajo amigo!! Tengo ganas de que nos emborrachemos por el penicilino

Alfredo -

A ver si es verdad que esta gente que tu comentas hace finalmente esa revolución y se carga este mundo tan cabrón que nosotros nos encargamos de mantener ya sea con la pasividad, la complicidad o el activismo consumista...