La vuelta al cole

Hoy ha sido mi vuelta al cole, sin muchas ganas, todo hay que decirlo.
Pero ha sucedido algo que ha hecho que se me alegrase el día cuando he entablado mi primera conversación del año con los niños. Me he llevado una grata sorpresa. Os comento
En la asamblea inicial del día el tema estrella, como era lo esperado, ha sido Regalos de "sus majestades" los Reyes Magos. Cada niño ha ido diciendo cuáles han sido sus regalos, bueno, más bien, aquellos de los que se acordaba, y por deducción, sus favoritos. Porque también se, que entre las familias no ha habido escatimo en los presentes, ni ha faltado el derroche.
Pues bien, el regalo estrella y preferido de la mayoría de ellos han sido sus ¡¡¡BICICLETAS!!!. Sí. muy bien descritas, unas con ruedines, otras con cesta, timbre, azules, rojas, etc... ¡Todas, distintas, pero su bien más preciado!. Esto me ha llenado de alegría, la generación de la tecnología, sigue siendo en sus inicios, cuando no están influídos por la sociedad de alrededor, como lo éramos nosotros, nuestros padres, etc...
Por lo que ahora valoro mucho más mi profesión, si cabe. Tengo el privilegio de trabajar con las personas más puras, sanas y auténticas que existen: los niños. Cuidémoslos
2 comentarios
Raúl -
Su triste final llegó en el desaparecido circuito de cross para bicis del Pinar de Antequera (existe uno similar más bonito en Parquesol)cuando haciendo saltos y peripecias la susodicha se cansó de mi y de mi corpulencia partiéndose por la mitad y dejándome la cara a cuadros.
Otra anécdota graciosa ocurrió en uno de tantos veranos que pasé con la motoreta en el pueblo de mis padres. Una vez arreglado el pinchazo de turno, se me olvidó apretar bien las tuercas de la rueda delantera y según hice la primera "cabra" en la recta principal de la casa de mi abuela a buena velocidad me pegué de bruces contra el suelo regresando a casa con el cuerpo malherido y el cuadro de la bici destrozado.
Fantástico recuerdos¡¡¡
Rober Merino -
La reflexión de Cintia me ha llevado a la Calle Picasso, cuando aprendía a montar en bici: primero con dos patines, luego con uno, ninguno; y sujeto a los brazos de alguien, tu madre o alguna amiga del barrio que primero caminaba contigo y luego corría al ritmo de tu torpe pedaleo. Así hasta que un día, mientras pedaleabas escuchabas un grito al fondo, el de esa mujer que te decía que estabas pedaleando tú solito. Y entonces era cuando te caías. Porque pese a que ya sabías pedalear todavía no te lo podías creer.
Eso me ha sugerido. ¿Cómo fueron vuestras experiencias con la primera bici?