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vitibici. EL VITIBLOG

¿Sabías qué...?

Que no te la den con queso.

 

A quien no le gusta tomar un buen vino acompañado de un gran queso. Son dos productos que desde tiempos ancestrales han ido de la mano como buenos compañeros. Combinan a la perfección y prácticamente todos hemos disfrutado de grandes momentos alrededor de esta pareja tan entrañable.

 

Pues bien, no todas las parejas son tan perfectas como parece a primera vista.

 

La lengua, con ayuda de las papilas gustativas y de las terminaciones nerviosas conectadas a las mismas, es capaz de hacer llegar la información al cerebro de todos aquellos matices que han pasado por nuestra boca. Esto se cumple siempre y cuando algo no bloquee esta secuencia. El queso, ya sea este suave o fuerte, es capaz de colapsar las papilas gustativas, haciendo que estas, no sean capaces de realizar su función con cualquier otro producto ingerido a continuación, como por ejemplo un buen vino.

 

Esto no es un descubrimiento de última hora, bueno quizá ahora podamos darlo una explicación científica, pero ya hace muchos años que los bodegueros se percataron de este asunto enfocándolo hacia su propio beneficio.

 

Parir un buen vino no es tarea fácil ya que hay multitud de factores que condicionan esta labor. El clima puede estropear una gran cosecha, un exceso de sol repercutirá en un exceso de grado alcohólico, una gran cantidad de lluvias antes de la vendimia hará engordar la uva ofreciendo la problemática contraria, etc, etc. Por supuesto que una buena materia prima será fundamental y no digamos un gran conocimiento de la materia por parte de la persona encargada en la elaboración. Por ello el resultado final del producto siempre es una incertidumbre para el bodeguero y algo que hoy por hoy no se puede controlar, aunque muchos se empeñen en hacer ‘vino de laboratorio’. Pese a todos estos problemas el vino hay que venderlo y aquí es donde entra en juego la picaresca que va tan unida a nuestro país.

 

Antiguamente, hoy en menor medida, el vino se vendía ‘a granel’ en las bodegas y por ello el posible comprador estaba prácticamente obligado a probar el producto in situ. El bodeguero, muy hábil, daba a probar su producto acompañado de queso para de esta manera camuflar las carencias de su producto. La práctica de esta táctica para vender los vinos de peor calidad dio origen a una frase que hoy en día es conocida por todos…. ‘que no te la den con queso’.

 

Así que ya sabéis chavales, que no os la den con queso, aunque con los tiempos que corren hay que andar con mil ojos para que no sea así.

 

Los palacios de la memoria

Los palacios de la memoria

Una leyenda griega nos dice que en la boda de un importante personaje, tras el derrumbe del palacio que albergaba a todos los invitados del banquete, un poeta que tuvo la fortuna de no encontrarse dentro del edificio cuando este se desplomó, fue capaz de identificar a todos y cada uno de los cadáveres que produjo el siniestro. ¿cómo realizó semejante milagro? El poeta había memorizado exactamente el lugar en el que se ubicaba cada uno de los comensales. Había sido capaz de albergar en su memoria rostros, lugares, colores, vestimentas… y almacenarlos ordenadamente para poder procesarlos después, cuando ya no existía el palacio.

 

En este contexto, encuadrado en una historia antigua de la que conservamos más mitos y leyendas que hechos considerados históricos en un sentido ortodoxo, debemos posicionar a los “palacios de la memoria”.

Saltamos abruptamente a la época medieval: Roma se había derrumbado en occidente y el cristianismo se imponía como la religión mayoritaria del pueblo y también de los estados. El saber se recluía en los monasterios. Las diferentes órdenes monacales esparcían sus doctrinas, los libros eran pequeños tesoros que no se compartían con cualquiera. Con el papiro egipcio en franco declive, el medio ideal para dejar constancia escrita era el pergamino: esto era piel de animal, normalmente vacuno o bovino, secada y raspada de tal forma que se convertía en un excelente medio para escribir y también para conservar. Pergamino se llamó porque originariamente procedía de Pérgamo, ciudad de oriente medio donde tantos saberes nacieron para el ser humano.

Pero hablábamos de libros. Estos pasaban de mano en mano, de monasterio en monasterio. Algún monje, el copista, volcaba la información de un pergamino a otro en una lentísima y penosa labor que tardaba años, quizá décadas en concluirse. Con todas estas premisas, es fácil de comprender que el contenido de un libro estuviera en las manos de un lector una sola vez en toda su vida, sin posibilidad de volver a consultar sus páginas de nuevo nunca más.

Con un acceso a la cultura tan sumamente pobre, los monjes desarrollaron técnicas memorísticas hoy inauditas para nuestro entendimiento. El monje era capaz de construir mentalmente un palacio repleto de habitaciones en el cual cada puerta condujera a una parte del saber que éste almacenaba. Algo parecido a lo que hizo aquel sabio con los cadáveres del que hablábamos al comienzo. Un monje medieval leía un libro con extraordinaria atención, almacenaba su información y la depositaba, cuidadosamente, en una balda de cualquiera de las habitaciones de su palacio mental. Luego, cuando necesitara usar sus textos, sólo tenía que recluirse en los pasillos de su construcción, caminar y abrir la puerta adecuada para conseguir la información necesaria.

 

Y lo mismo hacían con la música, el arte, los paisajes, los aromas que descubrían. Los almacenaban en una de sus habitaciones y siempre podían volver a rescatarlos cuando fuera menester.

Muchos fueron los que practicaron esta técnica mágica y maravillosa. La iglesia, férrea defensora de la tradición y contraria a todo lo que sonara a paganismo herético, persiguió a muchos de estos sabios. El caso más famoso quizá sea el de Giordano Bruno; uno de los más célebres monjes en practicar la técnica de los palacios de la memoria. El monje italiano, precursor de muchos conocimientos científicos, fue acusado de herejía, fue quemado en Roma en el año 1600. Bruno saltó del catolicismo al anglicismo hasta finalmente renegar de todas las órdenes religiosas mientras yacía en la hoguera. En el auto de Fe celebrado en la plaza de Fiori contra el revolucionario monje quedó escrita para la historia la frase que dirigió a sus jueces: "Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla". Bruno fue expulsado de la Iglesia y sus trabajos fueron quemados en la plaza pública.

 

Ya en pleno siglo XVIII, con la imprenta funcionando a pleno rendimiento y los palacios de la memoria recluidos en el último rincón de las modernas técnicas de imprenta y letra humanística, fue un historiador francés, gianbaptiste Vico, el que recuperó la mística técnica palaciega. Y lo hizo a través de un grabado recogido en su más celebre obra “La ciencia nueva”. En dicho pictograma se escondía el oscuro conocimiento de la cábala judía, capaz de mezclar números y letras en forma de un lenguaje criptográfico que sólo podía ser enseñado oralmente de maestro a aprendiz. Cada figura representaba formas de conocimiento que servían para ligar memoria y entendimiento como si de una cadena se tratara. El arte de la cábala es el padre de los palacios de la memoria. Y Vico, brillante precursor de los románticos del siglo XIX, continuó el camino milenario de esta particular forma del saber.

Todavía hoy quedan reductos de aquellos palacios. A finales del siglo pasado, en su saga sobre el terrorífico doctor Aníbal Lécter, el escritor Thomas Harris recupera esta técnica memorística en su novela “Aníbal”. En ella, el oscuro psiquiatra antropófago de origen checo, se recluye en los pasillos de su palacio para disfrutar de un atardecer en Florencia o para releer un libro que pasó por sus manos en sus años de juventud. Lécter es capaz de saborear deliciosas carnes, degustar vinos dulces y recrear sentimientos y pasiones desde el interior de su minúscula celda gris gracias a su extraordinario palacio de la memoria.

También el genial Stanley Kubrick, en su adaptación a la novela del polémico Stephen King, Resplandor, dibuja un extraordinario palacio de la memoria en forma de aquel hotel gigantesco y vacío por el que el niño camina y pedalea con su triciclo. La habitación oscura, la de los poltergeist, es el lugar en el que se conservan los recuerdos más turbios de la psique humana. Los del padre que enloquece, encarnado en la figura de un genial Jack Nicholson. El palacio, además, está ampliado con aquel laberinto nevado, que representa la locura del escritor en el que Nicholson termina muriendo.

Las técnicas modernas han arrinconado la sabiduría de los palacios de la memoria en forma de una sola habitación oscura a la que nadie quiere acceder. El resto está vacío, como en el hotel de "el Resplandor".

 

Chicharreros/as

Hace unos días, en medio de una tertulia tabernera (práctica habitual e indispensable en el mundillo vitibicicletero), surgió una duda sobre el término chicharrero.

 

La cosa no quedó muy clara, por lo que consideré necesario investigar un poquillo en la red sobre este asunto y una vez obtenida la información pesé que el mejor sitio para compartirla no era otro que Vitibici.

 

Supongo que muchos de vosotros ya conocíais el origen del término en cuestión pero por si acaso aquí va una breve explicación:

 

Se designa con el término chicharrero/a a los naturales de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, también conocidos como santacruceros/as, aunque este gentilicio también se extiende a todos los habitantes de la isla de Tenerife, también conocidos como tinerfeños/as. Más adelante veremos cómo esto último no es del agrado de todos los habitantes de Tenerife.

El gentilicio chicharrero tiene su origen en un término despectivo empleado por los habitantes de la cercana ciudad de San Cristóbal de La Laguna (hasta el siglo XIX capital de Tenerife) para los habitantes del entonces pobre y pequeño puerto de pescadores de Santa Cruz. Los habitantes de Santa Cruz, debido a su humilde situación, debían comer chicharros, un pescado pequeño y barato de relativa baja calidad.

Bajo el reinado de Fernando VII (siglo XIX), se traslada la capital de la isla a Santa Cruz de Tenerife, y sus ciudadanos tomaron el insulto a honra, asumiendo como propio el gentilicio.

Lo que en un principio fue un gentilicio local, se ha generalizado, debido a la importancia de la ciudad, a todos los habitantes de la isla, aunque en algunas zonas no capitalinas sea rechazado el gentilicio por no sentirse identificado o por oposición a los capitalinos. A pesar de todo en la actualidad, la R.A.E., considera chicharrero como un adjetivo coloquial, cuyo significado es equivalente a tinerfeño.

Aprovechando el tirón mencionaré algunas de las causas principales que provocaron el aumento de importancia de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife por el cual alcanzó el grado de capital de la isla.

El siglo XVIII representa el verdadero desarrollo poblacional y urbanístico de Santa Cruz. En 1705 tiene lugar la erupción volcánica del Trevejo, que sepultó de lava el floreciente puerto de Garachico, que era el principal de la isla, sin posible recuperación, por lo que el puerto de Santa Cruz, pasó a ocupar el lugar prioritario.

La otra gran anécdota que hace de Santa Cruz lo que es hoy es la confirmación de la solidez de sus defensas como Plaza Fuerte con la victoria en 1797 sobre Horatio Nelson: el 27 de junio (día de Santiago), se registra el más importante acontecimiento militar de la historia de la ciudad: tropas y ciudadanos se defendieron, al mando del General Gutiérrez, del ataque naval del Contraalmirante inglés; la poderosa Armada británica se retirará, no sin antes perder Nelson un brazo por un cañonazo desde el Castillo de Paso alto con el "cañón Tigre".

A comienzos del siglo XIX, en 1803, el Rey Carlos IV otorga al Puerto de Santa Cruz de Tenerife el título de "Villa exenta", con derecho a establecer su propio Ayuntamiento, con la denominación de “muy leal, noble e invicta Villa de Santa Cruz de Santiago de Tenerife”, lo que supuso su emancipación administrativa con respecto al municipio de La Laguna.

Con esto espero haberos ilustrado un poquillo y sobre todo conseguir que todo esto sea de provecho, por si en algún momento visitáis Tenerife y a un natural de La Laguna le llamáis chicharrero y os sacude una hostia que sepáis por qué jejejejejeje, aunque siempre podéis alegar que la R.A.E. lo defiende como sinónimo de tinerfeño.

Sabías qué...?

Como no podía ser menos, después de unos vinos llegamos a la conclusión de que la curiosidad es el arma del conocimiento. Esta sección no nos va a educar, que ya estamos bastante maleducados, nos va a hacer pasar el rato, como lo hacen los programas de zapping, o las revistas interesantes esas, sólo que esta vez vamos a ser nosotros, los que dictemos, preguntemos, solucionemos, discutamos y nos sorprendamos de las mil y una historias que quedan por contar.

Como tengo el honor de empezar con la primera historia curiosa, obligada por ser la que motivo sabías qué...?

TEQUILA: La bebida nacional mexicana, está originada por la destilación del ágave (Tequila weber weber), es originaria de los españoles (bueno más o menos), que lo llamaban vino de tequila. Digo que es originario de los españoles porque ellos trajeron el alambique (que no sólo llevamos la disentería). Pero antes del tequila, igual que antes de Colón, ya existía una bebida alcohólica llamada pulque que es como un zumo dulce de poca graduación, utilizada por los aztecas para alcanzar esos estados de éxtasis que les gustaban tanto a ellos( y a nosotros). Para cogerselas tan gordas, no sólo bebian, también se ensetaban, comían tabaco, mandrágora, etc. Pero centrandonos en lo nuestro, como necesitaban ingerir mucha cantidad para emborracharse (por la poca graduación) se lo metían con unos enemas, sí sí, lo que no entraba por un lado, pues por el otro que habrá hueco.

También decir brevemente que el Tequila, es por así decirlo una denominación, ya que el T. weber weber es una subespecie, que se llama comúnmente ágave azul. Pero en méxico existen otros timos de ágaves (también llamados mézcales), por ello en otras zonas de méxico se consumen otros alcoholes parecidos como el famoso mezcal, de Oaxaca.

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Y ya que estoy motivado, empezamos a jugar al juego Quién podría decirme...?

Quién podría decirme por qué ahi gente alérgica al vino??? y no a todos??? La respuesta en la etiqueta...

Esta para Jonás (que fue el que me la contó).

Quién podría decirme por qué los ingleses conducen por la izquierda???