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vitibici. EL VITIBLOG

BICICLETAS EN BOLONIA

Marta es una santiaguesa de pro que vivió una temporada en tierras italianas, concretamente en Bolonia. Ha tenido la elegancia de escribir unas líneas para vitibici sobre un acontecimiento muy peculiar que se vive por sus calles. Ahí os lo dejo.

            Hay ciudades mágicas, objetivamente, que desde que un viajero pisa una de sus calles ya está encantado de estar disfrutando de su belleza,  y otras con magia, en las que vivir cualquiera de sus costumbres y poder hacer vida en ellas es un privilegio. Y, luego, con la distinción casi exclusiva de algunos lugares del mundo, hay ciudades mágicas y con magia. Bolonia es una de ellas. Bolonia es la Grossa, la Rossa y la Dotta. La Grossa, entre otras cosas, por su mundialmente conocido plato, tan recurrido sobre todo cuando los comensales son niños, de espaguetis a la boloñesa. Que haya sido la cuna del comunismo como era entendido en Europa, de ahí su nombre de Rossa o Roja, es un dato que se le escapa a más gente. Y que es el lugar de origen de nuestra Universidad es bastante sabido, fundamentalmente a nivel jurídico, que le ha llevado a gozar del honor que el nombre de Dotta puede dar. Pero la magia de Bolonia hay que vivirla, y uno de los encantamientos de esta ciudad es el que hacen los miles de estudiantes, italianos y extranjeros, que se pasean con sus cervezas o sus trozos de pizza, dando ambiente a una calle, aparcando sus bicicletas en donde les sea más cómodo para poder sentarse en el suelo de la Piazza Verdi mientras escuchan por los altavoces la ópera que suena en el interior del teatro. Todos paseando con sus bicis, más o menos antiguas, más o menos cuidadas, más o menos maqueadas.   

            Paseando por la vía Zamboni, donde se encuentran algunas de las facultades más antiguas de Europa, entre paredes rojas y anaranjadas, pórticos, cafés, y puestos de comida, encuentras bicicletas aparcadas en todos los sitios aptos para colocar una cadena (dependiendo de cuánto quieras a tu bici, el candado habrá sido más o menos caro, y será más o menos imponente –aunque los conocedores del “arte” de conseguir bicis sabían los trucos para romper prácticamente cualquier candado –). Si aún no tienes bici, también puedes pasear por esta calle para escuchar los susurros que dicen “¿bici?”, por si quieres una que ya tienen, o te la consiguen y te piden que esperes media hora. Pero lo mejor de la cultura de bicis “gratis” o por 5/10 euros son las subastas que tuve la suerte de presenciar. Al final de esa calle se llega a una placita en la que, según decían los rumores, una vez cada trimestre (aunque yo creo que habían sido más), estaba Rita.

            Rita es una señora (casi como una institución) que subasta bicis. Probablemente, las bicis que estuvieran por la calle o sin candados, pasan enseguida a formar parte del arsenal que Rita ofrecerá. En ellas, los voluntarios dan una vuelta para enseñarnos el preciado vehículo, mil veces mejor, en Bolonia, que un coche. Y entonces, Rita elige quién de todos los candidatos es el idóneo para llevarse la bicicleta. Pero no lo tendrá fácil, porque entre todos los espectadores hay jóvenes vestidos de mujer, otros con palanganas, con bolsas, otros con palos de hockey, alguno con fregonas… Y las pancartas más ingeniosas: “Rita, con te al cielo”, “ti porterò in bici dove vuoi”, se acompañan con los gritos más fuertes “Rita, qui!!!!! Rita, Rita!!” Y empieza la subasta. Cada uno grita hasta que Rita se fija en ellos, Rita tiene el mando y puede elegir cuánto tiempo emplea en decidirse a quién le da la bici, mientras otro hombre con un micrófono va diciendo en qué precio está ya la puja. Y, si tienes suerte, Rita dirá algo así como “a la chica del sombrero negro y la peluca roja” y te tocará llevarte la bicicleta barata y bonita.

            Es una subasta organizada por la asociación de Amici di Piazza Grande, que cumple con la doble función de limpiar las calles de bicicletas abandonadas aunque sea por un simple pinchazo de rueda, y de proporcionar a los estudiantes la posibilidad de tener un vehículo barato y en buen estado. Hay un BiciCentro, que junto a otras asociaciones (Altra Babele y Comitato Piazza Verdi, con el Ayuntamiento de Bolonia, el barrio de San Vitale, la Universidad de Bolonia y la Red Ferroviaria Italiana) recogen y arreglan las bicicletas y organizan esta graciosa y original subasta, un práctico encantamiento de una ciudad mágica.

 

2 comentarios

Rober -

Martita queremos otro artículo!! Ole! jajaaja. Biquiños

Alfredo -

Y quién no tiene ganas de ir allí a pillar una bici?? Que bonitas líneas, que cierto lo de las ciudades magicas y con magia.